domingo, 13 de marzo de 2011

Esperando a Godot de Samuel Beckett

Un paisaje desolado, un lugar cualquiera, en un tiempo indefinido. Vladimira y Estragona, dos mujeres, que bien podrían ser cualesquiera de nosotros, esperan, al pie de un triste arbolillo, la llegada de Godot. No es seguro que venga, pero tienen la esperanza de que así sea, y proporcione certidumbre y seguridad a sus vidas. En esas están cuando aparecen otros dos personajes, Pozzo, el propietario de las tierras donde se encuentran, y Lucky, su criado. El encuentro no es... agradable, pero así consiguen pasar el rato. Finalmente cae la noche, se asoma la luna y su plateada claridad hace aún más patente su vacía existencia. Al día siguiente, la misma hora, el mismo lugar, los mismos personajes, ¿el mismo desenlace?

Samuel Beckett, premio Nobel de literatura en 1969, escribió Esperando a Godot a finales de la década de 1940 y se estrenó en París en 1953. Inscrita dentro del llamado Teatro del Absurdo, es una de las mejores expresiones literarias del Existencialismo. La obra escenifica el tedio y la carencia de sentido de la existencia humana cuando no es el propio hombre el que con su inteligencia y sus acciones toman las riendas de su vida. ¿Necesitamos a Godot?

Reparto:
Estragona: Rafaela Mohedano
Vladimira: Beatriz López
Lucky: Guillermo de Abajo
Pozzo: Diego Herrero

Ficha Artística
Vestuario y escenografía: Tambarilla Teatro
Diseño gráfico: Guillermo de Abajo
Sonido y diseño de luces: Tambarilla Teatro

Producción:
Concepción Sánchez-Guerrero

Dirección:
Alfonso Romera

Fotografías Esperando a Godot

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Fotografías hechas por María José Sánchez-Guerrero

sábado, 5 de marzo de 2011

Pic-Nic de Fernando Arrabal

Un soldadito espera el final de la batalla acurrucado en su trinchera. Está solo. Únicamente el teléfono, a través del que le dan las órdenes, le mantiene en contacto con otros. Hace jerseys de lana para pasar el rato. Soledad, miedo y aburrimiento son los parámetros que definen su vida en la trinchera. Inesperadamente recibe la visita de sus padres: han venido a pasar un día de campo con él, aprovechando que es domingo. Nada falta en el pic-nic: mantel, bocadillos, una agradable conversación familiar..., cuando, de pronto, hace su aparición un soldado enemigo atraído por la música. Inicialmente es maniatado, pero de una manera sorprendentemente natural acaban integrándolo en la celebración familiar.

Los dos soldados son “formalmente enemigos” pero terminan por descubrir que uno es la imagen especular del otro: les pasan las misma cosas y ninguno entiende qué hacen en la guerra ni por qué vinieron, y los dos ¡¡se aburren muchísimo!! Los bombardeos continúan, aunque los padres los reciben como un “fenómeno meteorológico”.

Todo está en sintonía humana y solo la guerra sobra. Hasta los camilleros, ávidos por encontrar cadáveres o heridos para justificar su papel, parecen gente simpática. Esta vez no hay “suerte”, tendrán que buscar en otra trinchera, ¡pero les prometen ayudarles! En un alarde de sentido común, deciden poner fin a todas las guerras. Tienen un plan y todo encaja. ¡Hay que celebrarlo!, pero los bombardeos continúan.
La contienda ahora es otra: la lógica de los sentimientos humanos o la fría lógica bélica.
¿Cuál de las dos finalmente se impondrá?

Obra: Pic-Nic
Autor: Fernando Arrabal
Duración: 60 minutos
Número de participantes: Seis actores

Reparto por orden de intervención:
Zapo: Guillermo de Abajo
Sr. Tepán: Diego Herrero
Sra. Tepán: Beatriz López
Zepo: Ian D. Millán
Primer Camillero: Mariluz Rescalvo
Segundo Camillero: Concepción Sánchez-Guerrero

Ficha Artística:
Vestuario y Escenografía: Tambarilla Teatro
Maquillaje: Virginia Reguera
Sonido y diseño gráfico: Francisco J. de Abajo
Diseño de luces: Jesús de la Nogal

Producción:
Concepción Sánchez-Guerrero

Dirección:
Rafaela Mohedano

Fotografías Pic-Nic